Os presentamos hoy a otro inolvidable actor americano, William C. Gable, conocido por Clark Gable, “el rey de Hollywood” o, simplemente, “el rey”.
Nacido en 1901, en Ohio, su madre murió cuando él tenía 10 meses. Su padre se volvió a casar con una mujer educada y sensible que le enseñó buenas maneras y le dio clases de piano en casa. Mientras, su padre insistía en hacer cosas de chicos, como salir a cazar. A Clark le gustaba la mecánica y ayudaba a su padre a reparar coches, pero también recitaba sonetos de Shakespeare.
Los difíciles principios de una estrella
A los 16 años dejó el colegio y empezó a trabajar en una fábrica para ayudar en casa. Compaginó algún papel en el teatro con trabajos manuales esporádicos. También vendió corbatas en una conocida tienda de Portland.
En 1922 conoció a Josephine Dillon, 17 años mayor que él y que sería su primera mujer. Profesora de drama y representante de artistas; le financió, le llevó al dentista, le enseñó a hablar, arreglarse y mejorar su postura y le sugirió cambiar su nombre artístico. En 1924 se trasladan a Hollywood, ya casados, para ayudarle en su carrera.
Los siguientes años realiza pequeñas giras teatrales, incluido Broadway, donde va cogiendo experiencia y hace pequeños papeles en películas mudas. Empieza a ser famoso, asiste a fiestas. En 1930 se divorcia y se casa con la adinerada -y también mayor que él- Marie Franklin Langham, quien le enseña a vestir y pagó su guardarropa. También se opera las orejas, le habían rechazado para un papel en la Wagner por tenerlas demasiado grandes. Cambia de agente y consigue firmar un contrato con la Metro-Goldwyn Mayer.
El prototipo de seductor masculino con carácter
Al principio, casi siempre actuó de villano y la MGM le fue emparejando con actrices famosas para consolidarlo. Pero pronto pasó a protagonista y su participación en un filme aseguraba una buena taquilla. Ya era una estrella y empezó a ganar muchísimo dinero.
Clark Gable participó en más de 60 películas y trabajó con algunos de los mejores directores de la época dorada de Hollywood. Fue nominado al Oscar en tres ocasiones. En 1935 ganó en la categoría de mejor actor, con Sucedió una noche, bajo la dirección de Frank Capra. Su participación fue casi por casualidad, tras unas desavenencias con MGM. La compañía le cedió a la Columbia para este rodaje.
Tenía carisma para personajes tipo galán con un lado oscuro. Siempre se le recordará por el papel de Rhett Butler en la película Lo que el viento se llevó (1939), por la que también fue nominado. La película consiguió gran éxito tanto comercial como de crítica.
En 1939 se volvió a casar, esta vez con el amor de su vida, la actriz Carole Lombard, con la que tuvieron unos años felices. La actriz falleció trágicamente en un accidente de aviación en 1942. Su muerte le dejó huella y empezó a beber mucho. Poco tiempo después decide alistarse en el ejército.
Guerra Mundial y cambio de registro
La MGM no quería dejarle ir, pero las fuerzas aéreas le ofrecieron un puesto de tirador en cabina de avión. Era un buen tirador y tenía una impresionante colección de armas. Tras su entrenamiento, demostró su compromiso y participó en misiones de combate en Europa durante tres años. Tras un ataque a su avión, la MGM consiguió que pasara a segunda línea y compaginara el ejercito con el rodaje de documentales de guerra. No volvió a rodar hasta finalizar la guerra, tras la que le concedieron varios honores y medallas.
Como la mayoría de los actores de la época, tuvo una agitada vida amorosa, llena de rumores y especulaciones. También momentos oscuros incluyendo una hija ilegitima llamada Judy Lewis, con la actriz Loretta Young. Conocemos el alto precio de la fama en Hollywood. Trabajó con las actrices más populares de la época: Joan Crawford -con la que tuvo un sonoro romance-, Myrna Loy, Jean Harlow, Lana Turner, Norma Shearer, Ava Gardner, Grace Kelly, Sophia Loren o incluso Marilyn Monroe (en la que fue la última película para los dos)
Clark Gable, la imagen del galán masculino
En 1949 se casó con Sylvia Ashley, modelo y actriz inglesa, aunque se divorciaron pronto. Clark Gable no renovó su contrato con la MGM, insatisfecho por papeles que él consideraba mediocres y empezó a elegir sus películas con desigual resultado de crítica y taquilla. Siempre rechazó trabajar en televisión. Le gustaba leer, aunque tenía dislexia, pero evitaba fotos con libros en sus manos para mantener su imagen de hombre viril. También se casó con Kay Williams que fue madre de su único hijo legítimo nacido meses después de su muerte.
Su última película fue Vidas Rebeldes, dirigida por John Huston. Para lograr el papel tuvo que adelgazar muchísimo y, tras años de beber y fumar demasiado, su salud estaba muy resentida. Murió de un ataque al corazón, unos días después de acabar el rodaje, el 16 de noviembre de 1960 a los 59 años. Fue enterrado junto a Carole Lombard en los Angeles.